¿ Realmente los niños vienen con un pan bajo el brazo?
Cuando tenemos hijos, entramos en un mundo nuevo, lleno de ilusiones pero también con miedos e inseguridades, en muchas ocasiones acuden a Interpsicólogos padres con dificultades en la educación de sus hijos, problemas de conducta, dificultades escolares, celos entre hermanos, problemas de sueño y un largo etcétera.
¿Por qué algo tan natural como la crianza y educación de nuestros hijos se convierte en ocasiones en algo tan difícil? Quizá la clave sea algo tan simple y a la vez tan complicado como que nuestros hijos son una de las cosas más importantes de nuestras vidas, desde antes de nacer, nuestro mundo ya gira en torno a ellos y lo seguirá haciendo durante toda nuestra vida.
Podemos pensar que nuestros hijos en lugar de venir con un pan bajo del brazo vienen con una mochila, ellos la traen muy ligera de peso, apenas llevan lo que por genética les hemos dado ( temperamento, cimientos para formar su personalidad y características físicas), pero ya en el embarazo nosotros empezamos a llenarla y la seguiremos llenando durante mucho tiempo. En ella ponemos nuestros miedos e inseguridades como madres o padres, nuestras expectativas de cómo será su personalidad, expectativas de género... incluso de cómo serán de mayores y cuando van creciendo se va complicando un poco más, añadimos nuestros inseguridades e inquietudes, y éstas se suman a la de nuestras parejas.
Pero sobre todo, ser padre o madre es agotador, existe un cansancio físico y psíquico, ya que además de todas nuestras tareas diarias añadimos las de la crianza, el colegio, extra escolares, juegos, estudio, baños, cenas , la hora de dormir, llegar a tiempo a todos los sitios y además buscar algún hueco para compartir con nuestra pareja... educar es un reto fascinante pero cansa muchísimo.
Hay algunas reglas básicas que podemos intentar aplicar para facilitar un poco esta tarea:
1. Dedicar un rato para ponernos de acuerdo con nuestra pareja sobre las bases que queremos establecer en la educación de nuestros hijos, rutinas o normas que para nosotros son importantes (ej. durante las comidas no se puede ver tv, o no tolerar faltas de respeto hacia los padres). Este tipo de cosas parecen obvias pero no lo son, y el hecho de hablarlo con nuestra pareja es importante para formar equipo y estar así unidos para aplicarlas.
2. Estas normas no deben ser muy numerosas, cuanto más pequeños sean, menos normas pondremos e iremos añadiendo nuevas cuando las vayan automatizando y siendo capaces de incluir otras.
3. Es importante que se adapten a la edad del niñ@, tienen que poder cumplirlas, lo más sencillo es utilizar el sentido común, no pretendamos que un niñ@ de un tres años quite el polvo de su habitación y saque al perro los sábados, pero si puede vestirse con ayuda y colaborar en poner la mesa.
4. Es importante ser constantes, es mejor poner tres normas básicas e intentar que se cumplan siempre, antes que poner diez y olvidamos muchas de ellas, premiando las que realmente no son importantes.
5. Seamos flexibles, adaptándonos a las circunstancias sin olvidar ni cambiar la norma a cada momento.
¿Pero cómo hacemos que se cumplan?
Lo ideal con los niños es recurrir a la recompensa antes que al castigo, podríamos jerarquizar las estrategias, primero ofrecer una recompensa si la tarea requiere esfuerzo o cuando aún no está automatizada, si ese recurso no sirve, recurrimos a quitar algo positivo si no cumple la norma y si ese tampoco sirve recurrimos a tener una consecuencia negativa por no cumplirla. Cuando los niños van automatizando las primeras normas y se van haciendo mayores, estas primeras se convierten en rutina, simplemente es algo que hay que hacer y no es cuestionable, entonces podremos ir añadiendo algunas más, en función de su edad aumentarán en complejidad y responsabilidad.
Quizá la regla más importante nos la deberíamos aplicar a nosotros mismos, los niños hacen más lo que ven que hacen los padres/madres que lo que les dicen que hagan. Si no queremos que griten no les gritemos, si no queremos que peguen no les peguemos, si queremos niños educados y respetuosos seámoslo nosotros con ellos...
Pese al cansancio, las dificultades y la lucha diaria, es importante tener presente que los hijos son una de las cosas más importantes y maravillosas de nuestra vida, nos llenan de felicidad, orgullo, amor y ternura y sobretodo nos lo dan todo de forma incondicional. Nunca olvidemos disfrutar de ellos.
Psicóloga, psicologo, Valencia, Madrid, niños, adultos, pareja, familiar